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El viaje de escribir mi primer libro.

Siempre me ha fascinado el poder de una historia. Esa capacidad que tienen las palabras de transportarnos a otros mundos, de hacernos sentir emociones intensas y de conectar con personas que ni siquiera existen. Durante años, una historia particular rondaba mi mente. Era un relato de amor, de emociones profundas, que no podía dejar de imaginar. Hasta que un día, me di cuenta de que quería más que solo soñar con esa historia: quería darle vida y, finalmente, darle un cierre. Fue así como comenzó el viaje de escribir mi primer libro.

De la pasión al bloqueo creativo: El desafío de no rendirse

Libreta abierta junto a un portátil y un bolígrafo, listos para iniciar el proceso creativo de escritura

Comencé a escribir por puro gusto. La historia fluía en mi cabeza de manera constante y sentía una necesidad imperiosa de ponerla en papel, de darle una estructura. Pero, como ocurre con muchas cosas en la vida, el camino no fue lineal. A lo largo del proceso me encontré con varios bloqueos. No eran bloqueos donde la inspiración faltaba, sino que había días en los que simplemente no tenía ganas de escribir. Me sentaba frente a la pantalla y nada sucedía. Las palabras no fluían, las ideas no conectaban, y la frustración comenzaba a instalarse.

Sin embargo, algo dentro de mí me decía que tenía que seguir adelante. Esa historia que llevaba tanto tiempo en mi cabeza merecía ser contada, aunque me costara. Fue entonces cuando descubrí que escribir no solo se trata de inspiración; se trata de disciplina, de persistencia y, sobre todo, de amor por lo que haces.

El sueño de ver mi libro en mis manos: una meta inesperada

Un día, mientras lidiaba con uno de esos bloqueos creativos, me enteré de algo que lo cambió todo: podía autopublicar mi libro en formato físico. Esto fue como una chispa de motivación que encendió un nuevo propósito. De repente, la idea de no solo escribir, sino también de tener mi libro en mis manos, se convirtió en mi mayor objetivo.

Amo los libros. Amo su textura suave, el sonido que hacen sus páginas al pasar y, sobre todo, ese olor tan único que tienen. Y no podía dejar de pensar: ¿cómo sería sostener mi propio libro? ¿Cómo me sentiría al ver mi trabajo plasmado en papel? Esa idea me impulsó a seguir, a no detenerme. Si alguna vez me sentía sin fuerzas para escribir, me recordaba lo que me esperaba al final del proceso: ver mi libro publicado.

Un paso más allá: publicar en físico y cumplir un sueño

Decidida a hacer realidad mi sueño, me embarqué en un nuevo desafío: aprender cómo autopublicar mi libro. Lo primero que hice fue diseñar la portada, porque sabía exactamente cómo quería que luciera. Luego, me sumergí en la maquetación y en cada pequeño detalle necesario para que el libro estuviera listo. Todo el proceso fue emocionante, pero lo más increíble fue cuando recibí la primera prueba física de mi libro. Ese primer ejemplar que sostuve en mis manos fue un momento indescriptible, una mezcla de felicidad, orgullo y satisfacción.

El sonido de las páginas, la suavidad de la cubierta, el peso del libro en mis manos… todo fue tal y como lo había soñado. Claro, fue necesario hacer algunas pruebas más para asegurarme de que todo estuviera perfecto, pero no importaba cuánto tiempo o dinero invirtiera en ello. La sensación de tener mi libro, mi historia en formato físico, hizo que todo valiera la pena.

Finalmente, cuando todo estuvo perfecto, subí mi libro a la plataforma de Amazon. Ahora, está disponible para cualquiera que quiera leerlo, pero lo más importante es que ese primer ejemplar, esa primera impresión, está en mi estantería, junto a otros libros que me cautivaron y me inspiraron.

Lecciones aprendidas: la clave está en no rendirse

Este viaje no solo me enseñó a escribir y a publicar; me enseñó una lección mucho más profunda. Si tienes un sueño, no importa cuántos obstáculos se presenten en el camino, lo más importante es seguir adelante. Siempre habrá bloqueos, momentos en los que quieras rendirte, pero lo único que te separa de lograrlo es tu capacidad de insistir.

Hoy, mientras trabajo en mi segundo libro, esa lección sigue guiándome. Estoy deseosa de terminarlo, de sostenerlo en mis manos, porque sé lo gratificante que es ver cómo una idea se transforma en algo real. Y con este nuevo proyecto, al igual que con el primero, también he diseñado la portada yo misma. ¡Estoy tan emocionada por lo que viene!

Si algo he aprendido en este proceso es que los sueños no se cumplen solos; se cumplen cuando decides trabajar por ellos, cuando te comprometes a no rendirte, incluso en los momentos más difíciles. Así que, si tienes una historia, una idea o un proyecto en mente, te animo a que vayas a por ello. El camino no siempre será fácil, pero te prometo que valdrá la pena.

Los sueños no se cumplen solos; se cumplen cuando decides trabajar por ellos.
libro abierto

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